Y hoy de nuevo estoy aquí, escribiendo, escribiéndote.
Gastando tinta y papel en algo que ni siquiera llegaras a leer. Una de tantas hojas malgastadas en escribir cuanto te echo de menos y que quiero que vuelvas cuando sé de sobra que para ti volver no es una opción. Pero eso a mi no me.importa.
Sigo, a día de hoy, creyendo en la vana esperanza de que un día, así sin pensarlo, me necesites y sientas que soy imprescindible en tu vida. Aunque eso nunca va a pasar.
Gastando tinta y papel en algo que ni siquiera llegaras a leer. Una de tantas hojas malgastadas en escribir cuanto te echo de menos y que quiero que vuelvas cuando sé de sobra que para ti volver no es una opción. Pero eso a mi no me.importa.
Sigo, a día de hoy, creyendo en la vana esperanza de que un día, así sin pensarlo, me necesites y sientas que soy imprescindible en tu vida. Aunque eso nunca va a pasar.
Pobre de mi que no aprendo, o quizás, pobre de ti por no ver cuantisimo podríamos haber hecho juntos. Por no ver cuántas sonrisas podríamos habernos sacado o cuantas noches podríamos haber dormido abrazados. O simplemente mendigarnos por un beso.
-Pobre inocente- me susurra mi subconsciente.
- Pobre de mi- grita mi corazón.
Y mira si es pobre, que jamás ha podido ver su sonrisa, que sabe que anda cerca porque su sístole y diástole van a 200 km/h cuando se acerca.
Pobre de ese corazón que siente cada momento, de este que pide a gritos un minuto de calma, de esos de sonrisas y sin lamentos. Pobre de este situado al lado izquierdo del pecho que te tiene guardado tan adentro que ya no sabe cómo decirme que lo de quererte es perder el tiempo, y yo, ya no se como decirle que lo de quererte nunca será perder el tiempo, porque sólo tú me haces entender que por mucho que intente, por mucho que me arrepienta de pisar siempre la misma piedra y acabar hecha una mierda, la vida sigue siendo bonita si tu estas en ella.